lunes, 6 de junio de 2011

Nunca tan feliz

En su larga historia en la Liga Nacional Peñarol llega a su máxima alegría conquistando el título con su triunfo sobre Atenas 89-83, el tercero en la suma total pero el segundo de forma consecutiva, el ansiado bicampeonato que lo pone en un selecto grupo de cuatro clubes. Facundo Campazzo fue el héroe sobre el cierre y Leo Gutiérrez el mejor del partido y de la serie. La consagración fue en el marco de un partido parejo y lleno de nervios.
A Mar del Plata la bautizaron hace muchos años como “La ciudad Feliz” y en el marco deportivo no lo fue tanto. Hasta este último lustro donde un representante ha logrado erigirse en el ámbito nacional de modo absoluto. Logrando ahora su bicampeonato en el marco de una liga que se anticipó como la más pareja y competitiva de los últimos 15 años.

Existe un altar imaginario para solo cuatro clubes: Ferro, Atenas, Estudiantes de Olavarría y ahora Peñarol que han conseguido el máximo halago de salir campeón dos años seguidos. Ahí está el equipo de Sergio Hernández (que otra vez se inscribe en la gloria) o el de Leo Gutiérrez (que promete seguir haciendo historia) o el de un grupo de nacionales que a fuerza de querer serlo, terminan siendo los mejores.

El Polideportivo presentó su mejor cara en años. Acaso un par de veces en la historia solamente se ha llenado (desbordado) como anoche. Esa invitación a la fiesta prometida tuvo su precio extra en el sufrimiento. Fue justamente la consagración el partido más duro y parejo de todos. Incluso cuando Atenas ganó el 3er punto de la serie el juego fue deslucido, más propiedad de los errores y la lucha, que de las virtudes.

En cambio lo de anoche como juego fue brillante, digno de los dos finalistas que fuimos a ver. Atenas se sacó los nervios, se aflojó y decidió parecerse a Atenas. Sin ser lujoso fue efectivo y no necesitó de la virtud del roce físico para maniatar a Peñarol. Y el campeón que empezó para matar, tuvo que remar, sufrir y luchar hasta el último balón.

En el comienzo del juego el doble problema (defensa-ataque) de Atenas persistía. Atacó a un sólo tiro y forzaba todo en ataque, por no tener gol perimetral. Peñarol, por el contrario, no tardaba nada con el balón en la mano en atacar rápido el aro. Por eso sacó una rápida diferencia (17-7) en apenas 3 minutos y medio de juego.

En todo el primer cuarto el equipo local se apoyó en el permanente gol que le dieron Tato Rodríguez (9), Kyle Lamonte (9) y Leo Gutiérrez (12), que le recordaban a Atenas que también en el infierno llueve sobre mojado. La defensa cordobesa sufría por lo mismo que renegó toda la serie y parecía que no podía hacer nada. “Otra vez la misma milonga” parecía escucharse en el banco de Atenas.

No obstante hubo una luz en esa cruz. Le metieron 33 puntos en los primeros 10 pero consiguieron 26. Es decir, la defensa de Atenas jugó para perder pero su ofensiva jugó para ganar. Lewis con 8 y Lescano con 7 lideraron un ataque que cuando se sacó el nudo inicial, lastimó mucho a su rival.

El final del primer cuarto (33 – 26) traía noticias viejas: Peñarol iba camino a los 100 puntos de local y Atenas no hacía nada para evitarlo. Y todo eso cambió, y así fue también que cambió el partido.

Para ganar en el Poli Atenas no podía defender para más de 80 pts. Pero sufría por la explosión ofensiva que tuvo un equipo que venía dulce en ataque y que fue muchas veces a la línea (12-15).

En el comienzo del segundo cuarto Atenas mejoró su principal defecto: la defensa. Abandonó la tibia zona del primer segmento, se puso en individual mucho más duro y con un parcial 4-11 a favor se puso solo a dos (37-35)

La mejora visitante se dio sin su pivote, ya que la salida de Williams (condicionado en su físico) se cubrió con Mariano García. Doble ala pivote fue la receta. Peñarol jugó casi todo el cuarto con suplentes y se quedó sin gol, pero reingresó Leo Gutiérrez y metió dos triples que le dieron “algo” de gol (6 de los 16 puntos en el segmento). Al final con un parcial 22-16 favorable a Atenas, la visita achicó a solo uno al final del primer tiempo 49-48. Tal vez el dato más relevante del primer tiempo es que Atenas sumó 48 puntos con apenas 3/8 en triples.

Cualquiera hubiera apostado que Atenas si no despertaba a su perímetro no podía sumar 80 puntos ni soñando de visitante. Y aunque es de no creer sumó más que eso teniendo la misma discreta noche que siempre en el tiro de tres puntos. La diferencia fue que ese primer cuarto de 26 puntos a favor lo dejó vivo y en el resto se valió de su defensa.

Así se mantuvo en juego, pero los triples en Peñarol (“Tato” y “Leo”) lo mantenían arriba a local, Esa era la gran diferencia (58-50). De todos modos, el mejor pasaje griego de defensa y pelotas hundidas a Lewis dio sus frutos para empatar en 58 y calmar las aguas del agitado Poli. Hasta que llegó el mazazo de Lábaque desde afuera y Atenas se puso al frente por primera vez (58-61) con Parcial 11-0 para los cordobeses.

Como siempre le pasó a Peñarol en esta campaña encontró respuestas muy rápidas a los problemas. Después de pasar a perder por primera vez en la noche, metió un parcial 7-0 para retomar el liderazgo (65-61). Lewis seguía siendo la bandera griega (24 pts).

Lo importante del juego era que Atenas logró con su defensa que Peñarol meta 33 pts en el primer cuarto y 34 en los siguientes dos. En un juego de alto goleo no lo podía seguir, pero en bajo goleo si. Atenas llegaba así con todas las expectativas al último cuarto (67-66) habiendo metido solo 4/13 en triples.

El segmento final fue cargado de dramatismo. Primero la dupla Campazzo y Diez adelantaron a Peñarol (72-66). Estas son las cosas que distinguieron a Sergio Hernández por arriba de cualquier dogma. En el marco de un partido cuyo aire se cortaba con el cuchillo por la tensión, el técnico milrayitas salió a jugar el último cuarto con los cinco suplentes. Estas cosas también hacen a un campeón.

El técnico cordobés jugó una buena apuesta y en vez de parar el partido con un minuto mandó a la cancha a la dupla foránea (Lewis – Williams) que le devolvieron paridad (72-72). Hubo una extraordinaria marca de Miguel Gerlero sobre Leo Gutiérrez para custodiar al olímpico, sacarlo de partido y obligarlo a penetrar sin dejarlo tirar.

Cuando el juego era una guerra equilibrada de nervios y errores (Leo Gutiérrez erró dos libres por ejemplo) y Peñarol se imponía solo por dos (79-77), apareció Marcos Mata, quien no había anotado puntos en el partido. Primero con un rebote ofensivo (segundo del mismo ataque) y luego para aprovechar una puerta de atrás y convertir con bandeja pasada, haciendo estéril la defensa de Williams y sus largos brazos (83-78). Esos puntos fueron el oro en el banco que Peñarol utilizó para gastar en el cierre.

Atenas pecó con su tiro, sin encontrar soluciones (2/9 en triples en el segundo tiempo). Cuando se fue Lewis (31 pts) por cinco faltas parecía que lo perdía todo, pero logró seguir empujando y metiendo el partido en un final con incertidumbre. Gerlero metió un triple a la carrera (83-81) a falta de 27 segundos para darle vida a Atenas.

Allí apareció el pequeño gigante. Este oxímoron que define a Facundo Campazzo en toda su expresión, porque el base se comió el cierre donde a muchos les cuesta agarrarla. Metió seis tiros libres para sellar el resultado, robó la pelota del final y con apenas 19 años, cuando todavía le queda uno más de juvenil, demostró una vez más que los grandes aparecen cuando los llama la historia.

A pesar de haber sido recientemente cortado (¿?) de la preselección que irá a los Juegos Panamericanos Campazzo es el base más picante de la liga y logró que un final de tensión y paridad fuera un juego de niños. Metió 6/6 en libres en el cierre, 16 puntos en total, 10 en el último cuarto, no falló tiro de cancha y tuvo el recupero del partido.

Peñarol se consagró como bicampeón teniendo que cambiar el smoking por el overol. Atenas lo obligó a transpirar y trabajar hasta el último segundo. Pero a este campeón todos los trajes le quedan bien. Sin estridencias fue el mejor de todos, lo demostró en los play off con notable contundencia, para volver a hacer feliz a su gente que por largo tiempo no podrán borrarse la sonrisa de sus caras.

Síntesis
Peñarol (89): Sebastián Rodríguez 12, Kyle Lamonte 11, Marcos Mata 5, Leonardo Gutiérrez 25 y Martín Leiva 6 (FI) Alejandro Diez 3, Nicolás Lauría 1, Facundo Campazzo 16, Selem Safar 6 (x), Alejandro Reinick 4. DT: Sergio Hernández

Atenas (83): Bruno Labaque 12, Juan Manuel Rivero 2, Matías Lescano 12, Greg Lewis 31 (x) y James Williams 10 (FI) Diego Gerbaudo 0, Miguel Gerlero 13, Mariano García 3, Bruno Barovero 2, Pablo Orlietti 2, Felipe País 0. DT: Sebastián González

Parciales: 33-26, 49-48, 67-66
Árbitros: Juan Fernández, Diego Rougier, Fabricio Vito
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.

Pablo Tosal
En Twitter @pablotosal
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