miércoles, 18 de mayo de 2011

Le queda chiquita la “B”

Fue y volvió. Quilmes es un club de Liga Nacional que por segunda vez demuestra su categoría jugando el ascenso. Superó a San Martín de Corrientes 90-69 y vuelve a la máxima categoría saliendo campeón. Su contundencia no admite discusión. Fue el mejor en los playoffs ganando desde cuartos de final con desventaja deportiva. Hopson fue la figura.
Así dice su pueblo: “por toda la gente que lleva, le queda chiquita la B”. Aunque es más que eso, no solo por haber llevado gente Quilmes se muestra como un equipo de Liga, sino por su ambición de ascender. Desde el minuto cero fue todo una locura, que también llevó a muchas injusticias por parte de la gente para con el plantel y cuerpo técnico. Mucha presión con hasta la obligación de ascender, pero los héroes, los verdaderos héroes fueron los jugadores.

Entendieron el mensaje. El primer televisado en Once Unidos (Lunes 6 de diciembre) el equipo estaba atado, con miedo escénico, la cancha llena y mucha presión (como siempre). El técnico Daniel Maffei aprovechó el día después (de un partido que ganaron por uno sobre la chicharra sobre Firmat 84-83) para explicarles que “esa gente viene a apoyarnos, está a favor, no en contra. O lo entienden o no podemos jugar acá”.

El mensaje del técnico fue vital. Fue lo mejor que hizo el equipo, comerse la presión de un bocado, poner a Once Unidos de su lado, jugar con la gente a favor, no tener miedo escénico y sacar ventaja de lo que casi siempre fue un problema. En esta final donde liquidó a San Martín, se hizo muy evidente.

Y por su parte el equipo correntino no tuvo ese ítem decisivo para jugar finales. Fue menos en el juego que Quilmes, pero también lo fue porque necesitó de sus jugadores alternativos para poder salir a la cancha. Terminaron Ariel Pau, Ramiro Iglesias, Andrés Rodríguez, Bebo Cerutti, sacando la cara por el equipo. Jugadores con pasado (y presente) de “A”. No se puede sobrevivir en una final siempre con el plan “B”. Ariel Rearte no creyó en el juego que lo llevó a la final, mandó a la cancha a lo que pudo y no lo que quiso y su equipo perdió toda la identidad que lo llevó a la final.

Por eso los dos juegos en Once Unidos no tuvieron equivalencia. Quilmes tuvo un plan y una ejecución de elevada calidad, concentración y disciplina.

El cuarto juego de la serie fue más parejo que el tercero, al menos en el primer tiempo. Hubo una actitud de lucha de San Martín que era más evidente pero sin poder solucionar los problemas que arrastró en la serie, salvo el juego dos: no pudo contener a la ofensiva quilmeña a excepción de escasos pasajes. La creación de las manos de Hopson y Ferreyra, la propia injerencia con el aro de esta dupla letal (Batman y Robin) fueron demasiado para su defensa. Y desde allí… todo.

El dato decisivo para quedarse con la serie, la final y el ascenso fue la astucia táctica y emocional que tuvo Maffei. El “Loro” cuando tuvo el equipo completo, aunque debió insertar dos titulares (Hopson y Espinoza) tuvo oro en sus manos que supo gastar. El grupo (siempre unido) aceptó a Hopson como su guía, lo tuvo a Sepúlveda para saber que hacer y cuándo, le dio a Ferreyra todas las libertades que generalmente no se le otorgan a un base y todo el plantel no dudó en aceptar a Espinoza como titular, en el medio de un barco que iba irremediablemente lanzado a la “A”. Cuando todo un grupo va para el mismo lado, es difícil que las cosas salgan mal. Porque a veces tener grandes estrellas puede provocar grandes fracasos y esta vez, en cambio, cada uno cumplió su rol.

La temporada del ascenso terminó con un juego vistoso y contundente que ningún rival pudo frenar. Llevarse la final por una diferencia de 33 y 21 puntos hablan por si solo.

Quilmes parece haber aprendido más de una lección del último cachetazo del descenso. Los dirigentes confiaron en su grupo de trabajo y cuando tuvieron que dar el salto de calidad se animaron a hacer una apuesta de riesgo. ¿O Alguien salvo Maffei sabía quien era Hopson?. Nadie confiaba en lo que traía pero le dijeron que si y en los valores que planteaba. Luego llegó Espinoza, usando algunos nombres para despistar y apostando de nuevo cuando las arcas estaban comprometidas. Anoten por ahí los nombres de Rígano, Bonano y Cotignola. Tienen mucho que ver con todo esto.

Definitivamente el 17 de mayo quedará grabado a fuego para la historia del club. Ese día del 91 consiguieron su primer ascenso a la “A”. El mismo día del 98 vivían su primer descenso. Y ahora el 17 de mayo, otra vez el destino lo pone como fecha mágica para reivindicarse y empezar de nuevo. Pero mejor. Este Quilmes vuelve a su lugar en el mundo, a recuperar el clásico del país, a vivir una vez más la loca aventura de la liga.

Síntesis
Quilmes (90):
Nicolás Ferreyra 21, Mac Hopson 28, Gregorio Eseverri 4, Leonardo Pomare 11 y Pablo Espinoza 10 (FI) Ignacio Alessio 2, Mario Sepúlveda 5, Maximiliano Iturrioz 0, Dragan Capitanich 0, Facundo Piñero 3, Federico Cabezas 0. DT: Daniel Maffei.

San Martín (C) (69): Julián Olmedo 6, Fabián Elías Saad 11, Sebastián Castiñeira 4, Fabián Ramírez Barrios 4 y Anthony Glover 7 (FI) Andrés Rodríguez 0, Ramiro Iglesias 1 (x), Javier Abbadie 8, Mariano Ceruti 12, Ariel Pau 16. DT: Ariel Rearte.

Parciales: 22/14, 21/22, 27/18 y 20-15.
Árbitros: Ariel Rosas, Leonardo Zalazar, Javier Sánchez.
Estadio: Once Unidos.

Pablo Tosal
@pablotosal
www.pickandroll.com.ar

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